Cuando visites Jaén, es parada obligatoria el Palacio de Villardompardo. Una magnífica joya renacentista en la que encontraremos los baños árabes mejor conservados de Europa.
Ubicados en los sótanos del Palacio de Villardompardo, son los más grandes de España, con una extensión de 450 metros cuadrados. También son considerados Su conservación excepcional se debe al trabajo realizado por Luís Berges Roldán, quien fue su restaurador en 1984, por el cual recibieron la medalla Europa Nostra.
En este artículo exploraremos la historia y la cultura de los Baños Árabes jiennenses, que van más allá de su uso por la comunidad árabe, también siendo utilizados por los judíos y posteriormente por los cristianos. Además, descubriremos cómo funcionaba un hammam y cómo este ritual de baño era mucho más que una actividad higiénica.
Un poco de historia
Los baños árabes de Jaén se construyeron en el siglo XI, aunque se cree que fueron restaurados hacia finales del siglo XII, como lo indican los restos de decoración almohade encontrados en algunas de sus salas. Tras la conquista de la ciudad por Fernando III El Santo en 1246, los baños continuaron en uso durante los primeros años de dominio cristiano.
Después, los romanos, transformaron estos baños en termas. Sin embargo, a partir de los siglos XIV y XV, los cristianos dejaron de utilizar el recinto como baño y comenzaron a utilizar sus salas como tenerías, dedicadas al tratamiento del cuero y tintado de tejidos. Durante el siglo XVI, los Baños Árabes fueron ocultados, dando paso al Palacio de Villardompardo, que fue construido sobre ellos.
Más tarde, en 1913 durante una investigación realizada para el Catálogo Monumental de Jaén, se descubrió una pequeña parte de los Baños Árabes. Posteriormente, en 1931, los restos fueron declarados Monumento Nacional y, en 1984, la Asociación Europa Nostra otorgó la Medalla de Honor por la restauración realizada.
El Hammam jiennense
El hammam o baño árabe, es mucho más que una simple actividad de limpieza del cuerpo. Se trata de un ritual de vapor y relajación muscular que formaba parte de la vida cotidiana de la comunidad musulmana jiennense en la época medieval.
Ubicado en el corazón de las zonas palaciegas musulmanas y medievales, el hammam jiennense era visitado principalmente por personas acomodadas y adineradas, aunque estaba abierto a personas de todos los estratos sociales. Aunque no se discriminaba según el poder adquisitivo, sí se aplicaba una separación de sexos, con entradas diferenciadas para hombres y mujeres. Los menores de siete años podían acudir acompañados indistintamente por sus padres o madres, en cambio, al pasar esa edad, debían ir acompañados por los progenitores del mismo género.
Una característica distintiva de los baños árabes jiennenses son las lucernas o lucernarios en forma de estrella de ocho puntas que proporcionaban una iluminación natural y cálida. Estas lucernas, además de proveer luz, influían en el ritmo circadiano de los visitantes, generando una sensación de relajación.
Explorando las salas
El Vestíbulo
El recorrido por los Baños Árabes comienza en el Vestíbulo, una sala transversal de unos 54 metros cuadrados. En ambos extremos, se encuentran alcobas separadas del resto de la sala por arcos de herradura sobre medias columnas. En el Vestíbulo, los visitantes solían cambiar su vestimenta antes de sumergirse en el ritual del baño. Además, aquí se llevaban a cabo transacciones comerciales, como la compra de productos utilizados en el recinto, piedras jabonosas, cremas y sandalias.
En esta sala, destacan unas pinturas rojas de almagra que datan del siglo XII, que se asemejan a los arcos polilobulados presentes en la Giralda de Sevilla.
Sala Fría
La Sala Fría, de unos 40 metros cuadrados, es similar al Vestíbulo, aunque de menor tamaño. Aquí, los visitantes esperaban su turno para ingresar a las siguientes salas y aprovechaban para socializar y realizar intercambios comerciales. También se dice que en esta sala se cerraban acuerdos matrimoniales entre familias nobles.
Sala Templada
La Sala Templada es una gran sala cuadrada de casi 130 metros cuadrados. En su parte central, se encuentra una cúpula de casquete semiesférico sobre pechinas, sostenida por ocho columnas y rodeada por otras cuatro cúpulas menores en las esquinas. Aquí, los clientes recibían diferentes tipos de masajes y tratamientos de belleza. También encontramos piscinas y estanques que formaban parte del ritual del baño.
Sala Caliente
La última sala es la Sala Caliente, también conocida como Sala de Vapor. Con unos 53 metros cuadrados, esta sala albergaba los rituales de baño propiamente dichos. Aquí, los clientes disfrutaban de baños de agua caliente y fría para generar sudoración y eliminar toxinas del cuerpo, una práctica que se asemeja a los baños turcos y saunas actuales.
Palacio de Villardompardo
Como hemos visto, los baños árabes de Jaén son una maravillosa muestra del rico patrimonio cultural de esta provincia. Explorar estos magníficos baños nos permite sumergirnos en la historia y la cultura de la ciudad y apreciar su relevancia en la convivencia entre las tres culturas que coexistieron en Jaén en la época medieval.
Sin embargo, esto no es lo único que podemos visitar dentro del palacio. También, encontramos dos interesantes espacios culturales: el Museo de Artes y Costumbres Populares, que exhibe la vida cotidiana y los oficios antiguos de Jaén, y el Museo de Arte Naïf «Manuel Moral», que alberga una impresionante colección de arte naïf, única en España y reconocida a nivel mundial.
Desde los baños árabes hasta los museos del Palacio de Villardompardo, la visita a este conjunto patrimonial te transportará en el tiempo y te brindará una experiencia única en la ciudad de los olivos, Jáen. Reserva una plaza en nuestro free tour por el Jaén monumental y descubre el encanto del Palacio de Villardompardo y los Baños Árabes que oculta en su interior