Stradivarius: la colección palatina

Los llamados stradivarius son unos de los instrumentos más preciados del mundo. Hay muchas historias y leyendas en torno a ellos y su increíble sonido. En España, el Palacio Real de Madrid acoge la mejor colección de stradivarius del mundo: el Cuarteto Palatino. ¿Quieres saber más sobre los famosos instrumentos? Te lo contamos todo hoy en Arkeo Tour®.

 

Stradivarius: la colección palatina

En el año 2012 la UNESCO declaraba Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad la fabricación artesanal de violines en Cremona. En esta pequeña ciudad de la región de Lombardía (en el norte de Italia) la tradición del oficio de lutier lleva desde el siglo XVI siendo pionero en todo el mundo.

Fue aquí donde desarrollaron su carrera algunos de los violeros más famosos de Europa, como es el caso de Andrea Amati (1505- 1578), el fabricante del violín más antiguo conocido y conservado en la actualidad (el llamado Violín Carlos IX).

También en Cremona ejerció su nieto, Nicolo Amati (1586- 1684), quien destacó por haber mejorado el sonido y la calidad de los instrumentos elaborados por sus antepasados, así como por haber sido el maestro del más legendario fabricante de instrumentos de cuerda frotada de todos los tiempos: Antoni Stradivari (1644-1737), a cuya vida y obra dedicaremos este artículo.

Los violines realizados por Stradivari durante su etapa de aprendizaje (conocidos como amatisados) seguían los mismos parámetros que los fabricados por los Amati, en cuyo taller se inició en el oficio. Y, aunque prácticamente desde el principio, el joven lutier destacó por sus habilidades innatas, habría que esperar a la década de 1670 para ver sus primeros instrumentos personalizados, los cuales se diferenciaban del resto por presentar una forma más alargada y esbelta, que favorecía un sonido más puro y penetrante, así como por haber mejorado el arco y el grosor de la madera, calculado de forma casi milimétrica.

El taller de Stradivari

Varios años después, en 1680, Stradivari abrió su propio taller en la Piazza San Domenico de Cremona y, desde entonces, su fama no dejaría de crecer.

Entre 1700 y 1725 aproximadamente construyó sus violines más exquisitos, creaciones que fueron solicitadas por los más importantes nobles y monarcas de toda Europa, como el rey de España, Carlos III, el rey de Inglaterra o el duque de Toscana; así como por los músicos más virtuosos.

A día de hoy, sus instrumentos se encuentran entre los objetos más valiosos de la humanidad, siendo demandados en casas de subastas por millones de euros y custodiados en las más importantes colecciones del mundo.

Debemos saber que Antoni Stradivari se dedicó principalmente a realizar tres formas de instrumentos de cuerda frotada: el violín, la viola y el violoncello.

A lo largo de su vida, que fue larga, pues murió con 93 años, fabricó aproximadamente 1.200 instrumentos de este tipo, de los cuales se conocen unos 650 ejemplares. Lo más preciado de su producción son los violines de los que se conservan alrededor de 350 instrumentos.

Cada pieza lleva un grabado a mano en su interior que no solo permite conocer la autoría sino también la fecha de fabricación, por lo que es sencillo identificarlos.

Los Stradivarius Palatinos

Sin necesidad de salir de España podemos ver en primera persona uno de los conjuntos de mayor calidad fabricado por el lutier cremonés: el conocido como Cuarteto Palatino, que se encuentra en el Palacio Real de Madrid.

Con Arkeo Tour® podremos deleitarnos con estas piezas únicas a través de la ruta premium que ofrecemos por el monumento, así como conocer la vida del célebre artesano y entender por qué su fabricaciones son tan valiosas.

¿Por qué los stradivarius tienen un sonido tan especial? Teorías

En el oficio de lutier juega un papel esencial la minuciosidad y la paciencia a la hora de la confección, algo en lo que Stradivari fue impecable e inimitable, y uno de los motivos por los que sus violines superan con creces a los demás. No obstante, la explicación a la singularidad y belleza de la sonoridad de estos instrumentos es todavía un enigma y existen muchas investigaciones que tratan de esclarecerlo.

Algunas teorías son más fantásticas que otras y resultan difícil de creer, pero son parte del misterio que alimenta y convierte a estas piezas en objetos legendarios.

Hubo quien defendió que las maderas que componen los diferentes stradivarius pasaban por un proceso de lavado y secado de unos sesenta o setenta años, algo difícil de creer pues es prácticamente toda una vida. Otros sugirieron que el propio lutier había encontrado un árbol flotando dentro de un río, de cuyo tronco extraía las maderas utilizadas para sus mejores violines. Y también se manejó la teoría de que estaban hechos con maderas de barcos que llevaban años hundidos en mar.

Todas estas hipótesis resultan casi imposibles de probar, pero explicarían la peculiar vibración de los instrumentos, puesto que es una de las propiedades que los objetos madera adquieren con el paso del tiempo.

También se cuenta que algunas noches de luna llena, el violero se desplazaba a los bosques de Val di Fiemme (situados en los montes Dolomitas, en la provincia de Trentino) para analizar los árboles alumbrándolos con una antorcha. Cuando veía un abeto que sobresalía de los demás, el cremonés arrancaba un trozo de la corteza y golpeaba el tronco del árbol con un martillo para escuchar su sonido en medio del silencioso bosque. Si le convencía lo que oía, mandaba talar el árbol para utilizarlo en su taller y con su madera construir nuevos instrumentos.

Por otro lado, se ha hablado mucho de un posible factor externo que habría determinado la naturaleza de los ricos materiales de estos violines: el clima de la época. En el momento en que Antoni Stradivari fabricaba sus piezas, una ola de frío, conocida como el Mínimo de Maunder, azotaba toda Europa. Este periodo glaciar, que afectó al continente entre 1545 y 1725, hizo que las temperaturas bajaran tanto en invierno como en verano, lo que afectaría al desarrollo de los árboles, haciendo que su madera creciese con una mayor densidad, lo cual determinaría la fábrica de los instrumentos.

Siguiendo con las múltiples teorías que tratan de explicar la singularidad sonora de estos extraordinarios objetos, se hallan aquellas asociadas a los barnices empleados, pues cada fabricante utilizaba un barniz diferente. Las cantidades y el procedimiento para mezclar los ingredientes, son todavía un secreto que el maestro llevó consigo a la tumba, y se ha especulado mucho sobre su posible fórmula de fabricación. Se dice que los barnices de Stradivari eran especiales porque incluían entre sus ingredientes la conocida como sangre de dragón: una substancia roja que se extraía de los frutos de una palmera que Marco Polo habría traído de sus viajes por Oriente.

¿Cuál es la teoría más aceptada sobre los stradivarius?

Podríamos decir que la hipótesis que tienen un mayor pesa en la actualidad viene de la mano del estudio que realizó el investigador Joseph Naguary (químico de la Universidad de Texas) sobre el empleo de productos insecticidas para terminar con las termitas.

Según Naguary, el cremonés, además de realizar los instrumentos con una madera conservada a remojo durante un periodo prolongado de tiempo (lo que facilitaba la apertura de los poros), utilizaba, para proteger los materiales de las termitas, un insecticida llamado bórax que endurecía la madera, y lo mezclaba con fungicidas y polvo de vidrio triturado, lo que hacía producir un sonido muy diferente a otros violines.

Como vemos, han corrido ríos de tinta sobre los motivos que hicieron que estas piezas tuvieran un sonido tan especial, lo que no ha hecho sino alimentar una leyenda que con el paso de los siglos ha revalorizado aún más los violines. Prueba de ello son las pujas de ingentes cantidades de dinero que se llegan a pagarse por algunos de ellos, como el caso del Violín Hammer (vendido a un comprador anónimo en 2006 por más de tres millones de dólares) o el Violín Lady Blunt (subastado en 2011 por casi 16 millones de dólares, que fueron donados a las víctimas del terremoto de Japón).

Los stradivarius mejores conservados del mundo

Una de las colecciones más importantes de estos instrumentos es la que mantiene la empresa de violines, W.E. Hill and Sons de Londres, la cual donó al Museo Ashmolean de Oxford el stradivarius mejor conservado del mundo: el llamado Mesías.

Se dice que el Mesías estuvo en el taller de Antoni Stradivari hasta su muerte y que después su hijo Paolo lo vendió al Conde De Cozio de Salabue. En el momento de la donación al museo, la familia Hill puso como condición la promesa de que nunca se permitiesen modificaciones en el instrumento, para que las futuras generaciones tuviesen un modelo intacto del que aprender. Por este motivo nos encontramos ante el stradivarius más valioso del mundo, ya que es el único que nunca ha sido modificado y que ha permanecido inalterable con el paso de los años.

La Orquesta Sinfónica de Nueva Jersey es la institución que mayor cantidad de stradivarius originales tiene en su poder. En el año 2006, los adquirió, a través de la colección Herber Axelrod para su sección de cuerdas, considerando que, de esta manera, se elevaría el prestigio de la orquesta.

Por otro lado, solo existen dos colecciones en todo el mundo que se encuentran abiertas al público: la de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de Washington, que alberga importantes instrumentos, entre ellos el Stradivarius Betts y el Stradivarius Cassavetti y, como ya hemos comentado, la del Palacio Real de Madrid.

 Visita guiada al Palacio Real de Madrid

En la ruta que realizaremos con Arkeo Tour®. por las estancias del Palacio Real , podremos ver, situadas en la habitación que, en origen, era la Antecámara de la Reina, las vitrinas que guardan los famosos Stradivarius Palatinos. Propiedad de Patrimonio Nacional, este grupo destaca por encima de todas las colecciones mencionadas anteriormente, por el hecho de que las piezas integrantes habían sido fabricadas para ser interpretadas en conjunto, como agrupación de cámara y con un único color sonoro.

Por este motivo, la del Palacio Real de Madrid se considera la mejor colección de stradivarius del mundo, ya que no existe nada equiparable.

En esta sala se exponen cinco instrumentos de altísima calidad. Por un lado, cuatro stradivarius ornamentados que, integrados por: dos violines, una viola y un violonchelo, forman el llamado Cuarteto Palatino, uno de los mayores tesoros del Palacio Real. Estas piezas tienen una grabado que los fecha en el año 1709; sin embargo, es muy probable que en realidad se fabricasen en la década del 1690. A este grupo se le suma otro violonchelo, fechado hacia 1700, que no presenta decoración, motivo por el cual destaca menos que los anteriores, pero que igualmente, es de una altísima calidad.

Historia del Cuarteto Palatino

La bagaje histórico de este grupo de instrumentos es también muy interesante. En 1702, cuando el rey de España Felipe V visitaba Cremona, Antoni Stradivari le ofreció un quinteto de cuerda. La Guerra de Sucesión Española impidió la transacción, ya que el monarca tuvo que regresar de inmediato, y las piezas permanecieron en el taller del lutier hasta 1772.

En este momento, Paolo Stradivari, el hijo del maestro, decidió vender aquella colección a la corte española para satisfacer los deseos del entonces Príncipe de Asturias, futuro Carlos IV, que era un gran amante de la música y un violinista aficionado. Desde entonces, los cinco stradivarius se integraron en la Orquesta de Cámara de Carlos IV.

Custodiados tras los muros del Palacio Real, estas piezas han permanecido unidos hasta nuestros días, exceptuando la cuestión de las dos violas (una en tesitura tenor y la otra en contralto) que se extraviaron durante la retirada de las tropas francesas tras la Guerra de Independencia. La viola contralto fue adquirida de nuevo en el año 1951 a la casa Hill de Londres; no obstante, la otra viola permanece en paradero desconocido hasta el momento, por lo que, el quinteto inicial, pasó a ser un cuarteto.

Estos cuatro instrumentos, además de ser muestra del virtuosismo musical, son piezas de excepcional valor artístico debido a los minuciosos trabajos decorativos que poseen sus formas. Cabe destacar que la viola del Palacio es la única que se conserva ornamentada en todo el mundo, lo que suma aún mayor importancia al conjunto.

En líneas generales, las cuatro piezas están decoradas con una cenefa de rombos y círculos de marfil sobre un fondo de pasta de ébano que atravesaba el perímetro completo de la tabla armónica, así como del fondo a la altura del filete. Los arcos y clavijeros se decoraron con roleos renacentistas de motivos vegetales; y el mástil y las clavijas de todos son de ébano negro. Además, cada instrumento presenta unas decoraciones diferentes y propias, encontrando desde figuras humanas, hasta decoraciones de animales, seres mitológicos o formas vegetales, que se van intercalando por el cuerpo de madera. Como curiosidad, algunas de las plantillas utilizadas para realizar estas decoraciones pueden verse expuestas en el Museo de Cremona.

El hecho de poder visitar el Palacio Real de Madrid y contemplar en primera persona los violines de Antoni Stradivari es una oportunidad única para todo aquel que venga a la capital. Asimismo, desde el año 2008, Patrimonio Nacional organiza ciclos de conciertos en vivo de los Stradivarius Palatinos, y estos salen de sus vitrinas para ser interpretados por los mejores músicos del mundo, lo cual brinda al público una ocasión única para poder escuchar en vivo el sonido de estos violines legendarios.

Esperamos que este artículo haya despertado tu curiosidad y, si te han surgido muchas dudas, no te preocupes, en Arkeo Tour® te ofrecemos una visita con uno de nuestros expertos guías oficiales de turismo para resolverlas todas.

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Bibliografía y recursos:

J. F. MARBER: Stradivarius. El lugar donde descansa el alma, 2017.

J. W, HILL: La música barroca, 2008.

P. TUBELA: “La Mona Lisa de las cuatro cuerdas”, en El País, 26 de junio de 2011.

https://www.patrimonionacional.es/colecciones-reales/instrumentos-musicales/cuartetopalatino-o-cuarteto-decorado>

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